lunes, 20 de octubre de 2008

Tren a la nostalgia...


Se abrieron ante mí las puertas del tren y entré, me dirigí a una esquina y me senté, estaba absorbido por mis pensamientos, no sabía muy bien el que, pero algo se debatía en mi cabeza, en mi corazón.
Tenía ganas de gritar lo feliz que era, pero esa felicidad era un vaivén que venía y se desvanecía cada 5 segundos.

No sé muy bien el motivo, pero en mi cabeza, se empezó a rodar la película de mi pasado, viendo uno a uno mis recuerdos, viendo esas imágenes de color sepia: mi infantil inocencia, mi impaciencia provocada por la inmadurez, mis ganas de descubrir el mundo, mi primer amor, las ilusiones que me rodeaban siempre, las reuniones de familia en navidad, el olor a mojado tras una larga lluvia, el pupitre de clase, la ilusión que fue perdiendo mi mirada al crecer, al madurar, el reloj que me llevaba a nunca jamás que dejo de sonar, los textos que inundaban mi libreta, los que yo escribía, también esos versos que te dediqué… hace tiempo que no escribo, me siento incompleto, aprendí a decir las cosas en poesía, aprendí a cuadrar métricamente mi vida, pero no dejé que fluyera, dejó de ser espontanea, levante la vista que tenia clavada en el suelo del vagón, y me fije en el paisaje, era precioso. Me encantaba ese color tostado de plena tarde que cubría los campos de trigo.

Me llamó la atención un reflejo que se dibujó en el cristal de la ventana del vagón, era inconfundiblemente tu sonrisa, te miré y ahí estabas, como siempre, a mi lado. Recordándome mi pasado, pero dándome como presente, mi futuro.



Autor: Pedro Manuel Carmona Romero.

3 comentarios:

Morti dijo...

Ey!!! que pasa? he leído tu blog y tiene cosas muy interesantes.
Esto último parece sacado de una película, está muy pero que muy bien espero seguir leyéndote.
Un abrazo

María (LadyLuna) dijo...

En cada escrito que permites que lea, se pude comprobar la evolución tan pronunciada que das en cada nueva palabra.

La nostalgia se nos presenta a todos al menos una vez en la vida, pero pocos son los que levantan la vista del suelo para ver que sigue a nuestro lado esa sonrisa que nos hace ser lo que somos.

La mejor poesía, canción, novela, melodía, escrito... Son aquellos que se dejan llevar, que fluyen desde el interior y quedan plasmados en alguna forma de expresión. Nosotros escogimos la palabra escrita. Debemos aprender a no arrebatarle nunca la liberta que merece tanto ella, como lo que sintamos.

En definitiva, me ha encantado. No dejes nunca tu personalidad espontánea, aunque la madurez haga aparición y quiera reemplazarla.

Un beso, nene.

No ceses de sorprenderme con textos como este;)

Lunático dijo...

Muchas gracias a ambos que me comentais, a todos lo que me habeis comentado alguna vez, y atodos los que leeis y leais mis textos.

Paz!